Hay que tener presente que los depósitos a plazo fijo en pesos no ajustables de familias y empresas representan 46% del total de colocaciones privadas. Por lo que su estabilidad es un objetivo del directorio del BCRA presidido por Miguel Pesce. Ahora bien, todo indicaría que la política fiscal y la monetaria volverán a ser netamente expansivas por lo que resta del año, de modo que los depósitos deberían acusar el impacto positivo del cambio fiscal y monetario. En tal sentido es aleccionador lo ocurrido el año pasado ya que entre marzo y julio los depósitos del sector privado en pesos crecieron 23% en términos reales -según datos de Quantum-, por la fuerte expansión del gasto público y su financiamiento a través del BCRA, en un contexto de brusca caída de la actividad económica. Por ello, parte de los fondos recibidos por el sector privado se fue acumulando en las cajas de ahorro y cuenta corriente de los bancos, por razones precautorias asociadas con la incertidumbre de las consecuencias de la pandemia. “Pero desde julio, cuando gradualmente se abre la actividad económica, aumenta el gasto del sector privado, la inflación comienza a acelerarse y cae la demanda de dinero, los depósitos inician un proceso de caída en términos reales, comportamiento que se observa hasta la actualidad, con una reducción acumulada en el último año de 9% real”, señala la consultora que además destaca que por tipo de depósito, la mayor contracción real en el último año corresponde a los transaccionales, particularmente los de caja de ahorro -cayeron 26%- mientras que los de plazo fijo, que representan el 47% del total, cayeron 1%. “Estas variaciones son indicadores de un comportamiento defensivo ante el aumento en la tasa de inflación. En ese sentido, los depósitos a plazo fijo ajustables por precios subieron 108%, pero siguen siendo un producto con poco peso en el total -representa sólo el 3% del total de los depósitos”, agrega el análisis de Quantum.
Por ende, las estimaciones privadas dan cuenta que para lo que resta del año calculan que el stock de plazos fijos en pesos del sector privado continuará su derrotero de crecimiento, sobre todo, si perdura la estabilidad cambiaria, en medio de la puja electoral. Un dato no menor ya que semejante masa de fondos al libre albedrío puede generar uno que otro dolor de cabeza para el equipo económico, sobre todo al BCRA.
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