O sea, no solo es tan importante cómo se comporte el fisco en el último cuatrimestre, tanto en términos de déficit primario como con los llamados gastos bajo la línea; sino también cuál será el porcentaje de refinanciamiento que obtenga el Tesoro en el mercado de pesos local. Porque todo ello tiene implicancias monetarias, que algunas se verán este año y otras en el 2022.
Vale recordar que la Carta Orgánica del BCRA, presidido por Miguel Pesce, le impone algunos límites en el financiamiento monetario del Tesoro como ser hasta el equivalente del 12% de la base monetaria ($0,4 billones) más el 20% de los recursos tributarios de los últimos 12 meses (algo así como $1,2 billones). Al día de hoy el BCRA ya le transfirió $190.000 millones de Adelantos y otros $520.000 millones de Utilidades. Según el Presupuesto, el BCRA proyectó transferirle $1,2 billones al Tesoro (casi la mitad del 2020), de modo que le quedarían por enviarle menos de medio billón de pesos.
Pero al fin de cuentas, siempre y cuando el fisco haga buena letra dentro de lo posible en tiempos electorales, la performance del Tesoro en el mercado de deuda local determinará gran parte de la historia del cuatro trimestre del año. En el mercado se debaten entre un mix de emisión y deuda para cubrir las necesidades de financiamiento de lo que queda del año. Algunos contemplan un 50/50 y otros un 70/30 respectivamente. Detrás de estos pronósticos está el porcentaje de rollover que debería ser no menor al 105%, es decir, que el Tesoro colocaría deuda por encima de los vencimientos.
El ratio más escuchado es de un rollover de más del 110%. Lo que dado el contexto actual y electoral no pinta nada sencillo. Lo fue en el primer semestre donde Economía logró tasas de refinanciación del 125% promedio. Pero en los últimos meses todo cambió.Se tiene entonces un panorama donde, salvando las diferencias, experiencias y resultados, el equipo de Finanzas liderado por Rafael Brigo deberá ser el “Caputo” de la deuda en pesos de este Gobierno. No solo tendrá que captar fondos por encima de los vencimientos sino que además deberá colocar a plazos que empiecen a caer en el 2022.
Cabe destacar que el perfil de vencimientos de la deuda de corto plazo en pesos muestra una fuerte concentración este mes y luego en noviembre. Hay además implicancias monetarias, porque no es lo mismo que el BCRA emita medio billón que un billón de pesos, cuando ya hay un exceso de pesos. Y no le será fácil esterilizar todo, encima con un stock de deuda remunerada de más de $4 billones. Porque se hipoteca el 2022.
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